
La vida espiritual es un combate. Nuestro enemigo —el demonio, el mundo y la carne— busca apartarnos de Dios mediante el pecado. Santo Tomás de Aquino enseña en la Suma Teológica (I-II q.84 a.4 Artículo 4: ¿Es adecuado hablar de siete vicios (o pecados) capitales?) que la soberbia es la raíz de todos los pecados, porque consiste en despreciar la dependencia de Dios y preferir un amor desordenado hacia uno mismo.
De esta raíz brotan los siete pecados capitales, enumerados por San Gregorio Magno y explicados por Santo Tomás (II-II q.132 ss.). Son llamados “capitales” porque son cabeza y fuente de muchos otros pecados. Quien los deja crecer en su alma, se expone a perder la gracia de Dios y endurecer su corazón. Pero quien los combate con las virtudes contrarias, avanza en santidad y se hace cada vez más semejante a Cristo.
Este examen de conciencia está pensado tanto para sacerdotes como para laicos.
No olvidemos que el fin último de nuestra vida es la gloria de Dios y la salvación eterna. Revisemos con sinceridad nuestras acciones, actitudes y pensamientos, a la luz de estos siete pecados que tanto dañan el alma.
Examen de conciencia de los 7 Pecados capitales
1. Soberbia / Vanagloria (Orgullo) (II-II q.132; q.162)
“Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes” (St 4,6).
Este pecado se manifiesta como: presunción, obstinación, desprecio de Dios o del prójimo, ambición de honores.
1. ¿He atribuido mis dones a mí mismo, sin reconocer la gracia de Dios? (q.162 a.2)
2. ¿He buscado alabanza humana más que agradar a Dios? (q.132 a.1)
3. ¿He rechazado correcciones justas, obediencia o consejo prudente? (q.162 a.3)
4. ¿He despreciado a otros, considerándome superior?
5. ¿He resentido mi estado de vida o vocación porque no me da prestigio?
6. Defecto opuesto (pusilanimidad): ¿He dejado de usar mis talentos por cobardía o falsa humildad? (II-II q.133 a.1)
7. Virtud contraria: Humildad (II-II q.161) – ¿Reconozco que todo bien procede de Dios y busco solo su gloria?
2. Envidia (II-II q.36)
“El amor no es envidioso” (1 Co 13,4).
Este pecado se manifiesta como: tristeza por el bien ajeno, rivalidad, odio.
1. ¿Me he entristecido o resentido por el éxito o talentos de otros? (q.36 a.1)
2. ¿He hablado mal de alguien por celos o rivalidad?
3. ¿He propagado chismes, exagerado defectos o destruido reputaciones?
4. ¿Desprecio a personas por su clase social, cultura o raza?
5. Virtud contraria: Caridad fraterna (II-II q.23) – ¿Me alegro sinceramente del bien ajeno?
3. Ira (II-II q.158)
“La ira del hombre no obra la justicia de Dios” (St 1,20).
Este pecado se manifiesta como: cólera súbita, rencor deliberado, odio.
1. ¿He deseado venganza desordenada o me he irritado injustamente? (q.158 a.1)
2. ¿He guardado rencor, negado el perdón o alimentado resentimientos?
3. ¿He explotado contra otros con palabras, gestos o violencia?
4. ¿He sido impaciente ante el sufrimiento, la corrección o la voluntad de Dios?
5. Virtud contraria: Mansedumbre y paciencia (II-II q.157) – ¿Respondo al mal con bien y al enojo con serenidad cristiana?
4. Avaricia (Codicia) (II-II q.118)
“Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón” (Mt 6,21).
Este pecado se manifiesta como: retener indebidamente, defraudar, insensibilidad al necesitado.
1. ¿He puesto mi seguridad en el dinero o bienes, olvidando a Dios? (q.118 a.1)
2. ¿He sido injusto en negocios, contratos o pagos? (q.118 a.4)
3. ¿He sido tacaño, dando solo lo que no me cuesta, sin generosidad verdadera?
4. ¿He usado a personas para mi provecho económico?
5. Virtud contraria: Liberalidad y justicia (II-II q.117) – ¿Comparto lo que Dios me da con generosidad y alegría?
5. Lujuria (II-II q.153; q.154)
“¿No saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo?” (1 Co 6,19).
Este pecado se manifiesta como: fornicación, adulterio, incesto, sacrilegio, actos contra natura.
1. ¿He consentido miradas, pensamientos o fantasías impuras? (q.153 a.5)
2. ¿He tratado a otros como objetos para mi placer?
3. ¿He consumido pornografía o literatura erótica?
4. ¿He cometido actos solitarios o con otros contra la castidad?
5. ¿He descuidado la oración y los sacramentos que fortalecen la pureza?
6. Virtud contraria: Castidad y templanza (II-II q.151) – ¿Busco vivir la pureza con modestia y ayuda de la gracia?
6. Gula (II-II q.148)
“No se embriaguen con vino… llénense del Espíritu Santo” (Ef 5,18).
Este pecado se manifiesta como: comer antes de tiempo, en exceso, con exquisitez, con ansiedad o con desorden.
1. ¿He comido o bebido más de lo necesario, dañando mi salud o virtud?
2. ¿He gastado recursos excesivos por puro gusto, olvidando a los necesitados?
3. ¿He dejado de practicar ayuno o penitencia, especialmente los viernes?
4. ¿He buscado lujo o comodidad excesiva, evitando la mortificación cristiana?
5. Virtud contraria: Templanza y sobriedad (II-II q.146) – ¿Uso los bienes materiales con moderación para servir mejor a Dios?
7. Pereza (Acidia) (II-II q.35)
“¡Ay del indolente que hace la obra de Dios con negligencia!” (Jr 48,10).
Este pecado se manifiesta como: negligencia espiritual, tedio ante los bienes divinos.
1. ¿He descuidado la oración, la Misa dominical o la confesión frecuente? (q.35 a.1)
2. ¿He puesto mi fe en riesgo por malas compañías o distracciones mundanas?
3. ¿He comulgado en pecado grave o sin preparación?
4. ¿He dado mal ejemplo por flojera o indisciplina, llegando tarde a compromisos o a Misa?
5. Virtud contraria: Diligencia y devoción (II-II q.82) – ¿Busco a Dios con prontitud y sirvo al prójimo con alegría?
👉 Luego de confesar los pecados tenemos que reparar el daño:
1. Reparar los pecados en esta vida
No basta con confesar… hay que reparar.
Dios es infinitamente misericordioso, pero también infinitamente justo. Cada pecado, aunque perdonado en la confesión, deja una herida en el alma y en el mundo. Reparar es amar: es devolver a Dios algo del bien que le hemos quitado con nuestras ofensas. ¿Cuántas veces hemos confesado sin tomar en serio la necesidad de hacer penitencia, de reparar con actos concretos y sinceros de amor? Este artículo te guía, con palabras claras y firmes, para entender por qué y cómo reparar tus pecados aquí en la tierra, antes de enfrentarte al juicio de Dios.
🕊️ Porque el alma que repara, sana. Y la que sana, se prepara para el Cielo.
👉 Lee el blog completo aquí: Reparar los pecados en esta vida
2. Purificación del alma en el Purgatorio
El alma que no se purifica en la tierra, será purificada en el fuego del amor en el Purgatorio.
Dios es tan puro que nada manchado puede estar en su presencia. Y por eso, incluso después del perdón, si no hemos sido totalmente purificados, su misericordia nos alcanza en el Purgatorio. No es un castigo, es un abrazo ardiente de amor que nos transforma para poder ver su Rostro. ¿Has pensado en cuánto te falta para estar listo para el Cielo? ¿Cuánto amor aún no has dado? Este artículo te abrirá los ojos sobre la urgencia de buscar la santidad hoy, y el consuelo de saber que, si morimos en gracia, aún hay esperanza de purificación.
🔥 El Purgatorio no es el fin: es el umbral del Paraíso para las almas que amaron… pero no del todo.
👉 Lee el blog completo aquí: Purificación del alma en el Purgatorio