Descripción

El libro “Las Tres Edades de la Vida Interior”, del Padre Garrigou-Lagrange, es un clásico de la espiritualidad católica que nos enseña que el camino hacia la santidad no es improvisado, sino que sigue un proceso claro y progresivo, reconocido por la Iglesia y ejemplificado por los santos. La obra guía al cristiano para comprender las tres etapas principales de la unión del alma con Dios y avanzar con generosidad en su vida espiritual.

1. La vía purgativa
Es la etapa inicial, propia de quienes comienzan a tomar en serio su vida espiritual. El alma lucha contra el pecado mortal y venial, busca la confesión frecuente, la oración diaria y el cumplimiento de los mandamientos. Este tiempo de combate interior y purificación es fundamental: sin él, no se puede construir la santidad.

2. La vía iluminativa
Tras la purificación, el alma comienza a gustar con mayor profundidad las cosas de Dios. Se cultivan las virtudes, se profundiza la vida de oración, se aprende a discernir la voluntad divina y se ama más la Eucaristía. En esta etapa, el cristiano no solo evita el pecado, sino que busca la perfección en todo lo que hace.

3. La vía unitiva
Es la etapa de la unión íntima con Dios, donde el alma vive habitualmente en su presencia. El amor se vuelve puro, la voluntad se une totalmente a la de Cristo y el alma, movida por el Espíritu Santo, se convierte en un instrumento dócil para la salvación de los demás. Aquí se cumple lo que San Pablo escribió: “Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20).

El Padre Garrigou-Lagrange recuerda que estas etapas no son exclusivas de religiosos o místicos, sino para todo cristiano que desee llegar al cielo: laicos, sacerdotes, casados o consagrados. Dios quiere que cada alma avance paso a paso: purificándose del pecado, dejándose iluminar por la gracia y aspirando a la unión plena con Él.

“Las Tres Edades de la Vida Interior” es lectura imprescindible para todo fiel que desea vivir con intensidad su vida cristiana, comprender el camino hacia la santidad y avanzar firme hacia la unión total con Dios.