Miserentissimus Redemptor
PAPA Pío XI

Descripción
La encíclica Miserentissimus Redemptor, promulgada por el Papa Pío XI en 1928, es el documento magisterial más importante del siglo XX sobre la reparación al Sagrado Corazón de Jesús. Es una continuación directa de las revelaciones dadas a Santa Margarita María de Alacoque, del espíritu de Annum Sacrum de León XIII, y constituye una defensa vigorosa de la devoción que reconoce a Cristo como Rey y víctima de amor por la humanidad.
Pío XI afirma desde el inicio que Jesucristo, “el Redentor misericordioso”, tiene derecho a recibir reparación de parte de las almas, porque los pecados del mundo continúan hiriendo su Corazón. El Papa enseña que, así como Cristo ofreció en la Cruz un acto perfecto de obediencia y amor al Padre, los cristianos están llamados a unirse a ese mismo sacrificio mediante actos de desagravio, penitencia y reparación.
La encíclica denuncia la creciente indiferencia, ingratitud y apostasía de los hombres frente al amor de Cristo. Pío XI muestra con claridad que no se puede vivir una auténtica vida cristiana sin espíritu de reparación. Esta reparación no es un sentimiento, ni una “sensibilidad devocional”, sino un acto teológico: es reconocer el daño que el pecado causa al orden divino y ofrecer satisfacción en unión con Jesús, Sumo Sacerdote y Víctima.
El Papa establece que la devoción al Sagrado Corazón tiene dos dimensiones inseparables:
- Amor al Corazón de Jesús,
- Reparación al Corazón de Jesús.
Quien ama, repara. Quien repara, ama.
Pío XI subraya que la reparación no es opcional, sino una exigencia del amor cristiano. Y aclara que la reparación no agrega algo nuevo a la Cruz, sino que aplica la Redención a nuestras almas y a la Iglesia, completando ―como decía San Pablo― lo que falta a la Pasión de Cristo “en nuestra carne”, es decir, nuestra participación.
Además, Miserentissimus Redemptor recuerda la importancia de la Hora Santa y del Primer Viernes como prácticas de reparación establecidas por el mismo Jesús a Santa Margarita María. Y promueve una renovación profunda del espíritu reparador en parroquias, familias y naciones enteras, porque el mundo moderno, ya secularizado en 1928, necesitaba volver al orden cristiano mediante penitencia y conversión.
El Papa también reafirma la validez del Acto de Desagravio dictado por León XIII y anima a los fieles a recitarlo con frecuencia, especialmente ante el Santísimo Sacramento, para consolar el Corazón de Cristo y pedir gracias para el mundo. Este acto, junto con la consagración, forma la base de un auténtico movimiento de reparación que no solo santifica almas individuales, sino que restaura la sociedad.
En definitiva, Miserentissimus Redemptor es un llamado urgente y serio a unir nuestras vidas a la Cruz y al Corazón de Jesús. Enseña que, si el mundo quiere paz y verdadera restauración, debe comenzar por reparar al Redentor misericordioso, porque allí se encuentra la fuente del orden, la gracia y la redención.
Este texto sigue siendo plenamente actual: en tiempos de apostasía, irreverencia, sacrilegios y profanaciones, la Iglesia necesita almas reparadoras que, unidas al Sagrado Corazón, trabajen silenciosamente por la conversión y la santificación del mundo. Es una encíclica que invita a los fieles a convertirse en víctimas de amor y reparación, junto al Corazón traspasado del Señor.


