Tratado Ascético
San Nilo de Ancira

Descripción
El Tratado Ascético de Nilo de Ancira es uno de los textos más vigorosos y puros de la espiritualidad patrística. Su autor, San Nilo de Ancira —monje del siglo IV-V, discípulo espiritual de San Juan Crisóstomo— nació en una familia distinguida, dejó una vida acomodada y se retiró al desierto para entregarse por entero a Dios. Su fama de prudencia, discernimiento y santidad lo convirtió en uno de los grandes maestros del monacato antiguo. Los Padres del Desierto lo consultaban porque sabía leer el corazón humano y enseñar el combate espiritual con una claridad que nace únicamente de la vida penitente.
El Tratado Ascético fue compuesto entre los años 410 y 430 d.C., en los últimos años de su vida monástica. Surge de sus cartas y enseñanzas dirigidas a discípulos que buscaban orientación para luchar contra las pasiones y vivir en la pureza de corazón. No es un texto especulativo, sino el fruto directo de una existencia marcada por la oración continua, la renuncia al mundo y la vigilancia permanente contra las tentaciones del demonio.
El libro enseña que la vida cristiana es un combate serio y diario. Nilo insiste en la vigilancia del corazón, en la disciplina de los pensamientos, en la humildad profunda, en la mortificación, y en la necesidad de rechazar todo compromiso con el espíritu del mundo. Es un texto severo, que no suaviza el Evangelio: recuerda que pocos buscan verdaderamente la puerta estrecha, y que sin penitencia, oración y vigilancia, el alma cae inevitablemente en esclavitud espiritual.
Una parte central del libro es su enseñanza sobre el discernimiento de los pensamientos, arte fundamental del monacato antiguo. Nilo explica cómo distinguir los pensamientos que vienen de Dios, los que surgen de la propia pasión y los que provienen del demonio. Este conocimiento es de enorme valor para cualquier católico que desee progresar en la vida interior, vencer las tentaciones y vivir en gracia.
Para el fiel católico tradicional, el Tratado Ascético es un llamado a la seriedad espiritual. No es un libro cómodo: es una voz fuerte que despierta el alma, corrige la tibieza, y orienta hacia la santidad verdadera. Sus enseñanzas, escritas hace más de 1.500 años, siguen siendo sorprendentemente actuales para quienes desean caminar por la puerta estrecha del Evangelio y servir a Dios sin componendas.


