
Historia
Nació hacia 1220–1225 en Schaerbeek, cerca de Bruselas, en el entonces Ducado de Brabante. A los 7 años, fue entregada a la vida monástica en la abadía cisterciense de La Cambre (Camera Sanctae Mariae), donde viviría hasta su muerte. En la comunidad, se destacó por su inteligencia, piedad y carisma humilde, ganándose el afecto de las monjas cistercienses .
- Alrededor de los 20 años, contrajo lepra; fue confinada en una casucha junto al jardín del monasterio, por miedo al contagio
- Su sufrimiento les tomó su vista, la movilidad y la salud, poniendo su cuerpo en condiciones extremas.
- Sin embargo, su fe se hizo más ardiente: ofreció sus dolores por los pecadores, las almas del purgatorio, los cruzados y por la salvación de toda la Iglesia.
- Aunque no se le permitió beber del cáliz, por temor a contagio, dio culto a Cristo en la Eucaristía: una visión le confirmó que estaba “plenamente presente en el pan y en el vino”.
- Aislada y ciega, su lengua permaneció intacta, se convirtió en instrumento de alabanza: muchas hermanas acudían a escuchar sus enseñanzas y experiencias de fe .
- Presentaba éxtasis y visiones, y se dice que desarrolló dones de curación, aunque nunca para sí misma.
Vivio como una anacoreta. La definición de eremita se encuentra en el canon 603 del Código de Derecho Canónico, la norma que rige a la Iglesia Católica (vida eremítica o anacorética). (Un anacoreta es un cristiano que, impulsado por el deseo de vencer a la carne, al mundo y al demonio, se retira del bullicio de la sociedad para vivir en soledad, penitencia y oración, buscando la unión más íntima con Dios, sin dejar de estar al servicio de la Iglesia y del prójimo cuando la caridad lo llama).
En 1702, el Papa Clemente XI autorizó su culto; San Pío X lo confirmó en 1907.
Murió el 11 de junio de 1250, con cerca de 30–35 años de edad, «en unión amorosa con Cristo y en medio de oraciones»
Su vida fue documentada en una biografía latina entre 1260–1275, atribuida probablemente a un capellán del monasterio o al abad Arnulf II de Ghistelles.
Lecciones
1.El sufrimiento abrazado en fe es ofrenda de amor:
Alicia transformó su cruz en ofrenda redentora, ofreciéndola por la Iglesia, los pecadores y los necesitados.
2.La Eucaristía consuela y transforma:
Su experiencia mística con la Comunión nos recuerda que Cristo es alimento, fuerza y presencia real, incluso cuando no podemos beber del cáliz.
3. La santidad puede nacer en el silencio y la soledad:
Desde una celda apartada, su voz se escuchó hasta el corazón de muchas almas. Vivió la fecundidad espiritual sin buscar llamar la atención.
4. Una lengua para alabar mientras el cuerpo se agota:
La preservación de su voz simboliza cómo la alabanza nunca está limitada por la falla física.
5. Orar por el bien de otros aunque nadie lo vea:
Su intercesión desde el encierro y el sufrimiento nos recuerda que la misión no es siempre visible, pero sí poderosa.
“Santa Alicia de Schaerbeek convirtió su sufrimiento físico en un puente de amor, y con su lengua cantó la gloria de Dios, intercediendo desde el silencio por toda la humanidad.”