Evangelio San Mateo 5, 13‑16

San Mateo 5, 13‑16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

“Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada y pisoteada por los hombres.

Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo de un cajón, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa.

Brille así su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en el cielo.”

Mensaje

Este Evangelio es un grito de Jesús para despertar tu alma y la de los tuyos. Hoy no viene a decirnos “sigan igual”, sino a sacudirnos con amor, como solo un verdadero Padre y Pastor sabe hacerlo.

Jesús te recuerda quién eres en Él: ¡sal y luz!
Sal que da sabor a un mundo insípido de valores, y luz que brilla en la oscuridad de un mundo confundido. Pero cuidado: si pierdes el sabor, si escondes tu luz, ¿de qué sirve tu vida de fe?

Este mensaje es especialmente para ti, padre de familia, madre valiente, hijos que buscan a Dios en medio de un mundo que los empuja al pecado. No están aquí por casualidad. Han sido llamados a ser distintos, (Santos), visibles, valientes.

Dios necesita que tu hogar sea una “ciudad en lo alto del monte”, que todos vean y digan: “¡Miren cómo se aman! ¡Miren cómo perdonan! ¡Miren cómo oran juntos!” Porque entonces no te alabarán a ti, sino al Padre del cielo, y muchas almas serán tocadas por tu testimonio.

Pero si escondes tu fe… si te conformas con solo cumplir… si tu familia se vuelve indiferente al pecado, a la misa, a la oración como el rezo del Santo Rosario diariamente… entonces, tristemente, te volverás sal sin sabor y lámpara apagada.

Hoy Jesús quiere encender tu lámpara nuevamente, restaurar el brillo que perdiste por el cansancio, la rutina o el pecado. Quiere devolverle sabor a tu matrimonio, a la crianza de tus hijos, a tu vida como católico comprometido.

“Tu fe en familia es como sal que conserva y luz que ilumina: No te escondas, No dejes que el miedo apague lo que Dios quiere mostrar al mundo a través de ti.”

Invitación para hoy

  • 1. Redescubre tu identidad de “sal y luz” en familia: Reúnanse y cada uno diga qué dones tiene para “dar sabor” al mundo y qué puede hacer para iluminar a los demás.
  • 2. Haz una obra de luz concreta: Haz una obra que alumbre el camino de alguien para que deje el Pecado: Reza por los pecadores, Da una palabra de aliento a quien sufre por sus pecados, Enseña el Poder de la Confesión. Que alguien diga “gracias” y vea a Dios a través de ti.
  • 3. Renueva la presencia de Cristo en tu hogar: Pon un Crucifijo Grande en alto, en una parte central de tu casa, y que todos lo vean. Que sea signo de que en ese hogar hay luz y hay sabor de Evangelio.
  • 4. Pidan la gracia de brillar: En la oración familiar dile a Jesús: “Señor, enciende de nuevo nuestra luz. No queremos vivir ocultos. Queremos brillar con tus obras.”

Con cariño y bendición,

El equipo de Confesión Perfecta
“El Sacramento que cambiará tu Vida y salvará tu Alma”

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