Diuturnum Illud

PAPA León XIII

Descripción

La encíclica Diuturnum Illud, publicada por el Papa León XIII en 1881, es uno de los documentos más sólidos del Magisterio acerca del origen divino de la autoridad civil. En tiempos de grandes revoluciones políticas, ideologías igualitarias y confusión doctrinal sobre el papel del Estado, León XIII proclama con claridad luminosa que toda autoridad legítima procede de Dios, no del consenso humano ni de la fuerza. El Papa muestra que esta verdad, enseñada por la Sagrada Escritura y sostenida por la Tradición, es fundamento indispensable para la estabilidad social, la justicia y la verdadera paz entre los hombres.

El documento explica que la obediencia a los gobernantes no es un mero pacto humano, sino un deber moral que surge del orden querido por el Creador. Sin embargo, dicha obediencia está siempre condicionada a que el poder civil respete la ley de Dios. Cuando los gobernantes legislan contra la moral, traspasan los límites de su autoridad. León XIII recuerda que los cristianos deben cumplir fielmente las leyes justas, trabajar por el bien común y ser ejemplo de virtud social, pero también deben resistir con firmeza toda norma que pretenda obligar al pecado. Solo así se conserva la verdadera libertad: la libertad de los hijos de Dios.

Además, Diuturnum Illud es una advertencia profética contra los errores políticos nacidos del laicismo, la democracia absolutizada y el racionalismo que pretende excluir a Dios de la vida pública. El Papa denuncia que, si la autoridad deja de fundarse en Dios, inevitablemente se vuelve tiranía o anarquía. Solo una sociedad que reconoce a su Divino Legislador puede gozar de armonía y orden. Con sabiduría pastoral, León XIII exhorta a los gobernantes a gobernar con justicia cristiana, y a los fieles a colaborar en la construcción de un orden social impregnado del Evangelio.

Diuturnum Illud permanece hoy como un texto fundamental para todo católico que desee comprender la auténtica doctrina política de la Iglesia. Enseña la supremacía de la Ley de Dios, el deber de la autoridad y la dignidad del ciudadano cristiano. Su lectura es indispensable para resistir los errores modernos y volver a las raíces sólidas de la civilización cristiana.

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