Gran Misterio del Espíritu Santo
Padre Antonio Royo Marín

Descripción
Este libro del insigne teólogo dominico, el P. Antonio Royo Marín, constituye una de las obras más luminosas de la espiritualidad católica del siglo XX. Bajo el título “El Gran Misterio del Espíritu Santo”, el autor nos conduce a penetrar en la vida íntima de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, que es el alma de la Iglesia y el santificador de nuestras almas.
En sus páginas se nos revela con claridad y profundidad cómo el Espíritu Santo, verdadero Dios y Señor, obra en nosotros a través de la gracia santificante, los dones, frutos y carismas, y cómo, si somos dóciles, nos conduce de la tibieza al fervor y del fervor a la santidad. Royo Marín, fiel a la doctrina de Santo Tomás de Aquino y a la tradición de la Iglesia, expone con lenguaje accesible pero sólido los fundamentos teológicos que sostienen nuestra vida espiritual, evitando todo sentimentalismo vacío y mostrando la belleza de la verdad católica.
El libro es una invitación ardiente a vivir bajo la acción transformadora del Espíritu Santo. Enseña a los fieles a descubrir la importancia del recogimiento interior, la pureza de corazón, la vida de oración y la devoción a la Virgen María —Esposa mística del Espíritu Santo— para abrir el alma a las mociones divinas.
En tiempos de confusión doctrinal y enfriamiento de la fe, esta obra se convierte en un faro seguro, que nos recuerda que sin el Espíritu Santo no podemos llamar a Jesús “Señor” (cf. 1 Cor 12,3) ni perseverar en el combate espiritual. Como escribe el Catecismo (CIC 683): “Nadie puede decir: ‘Jesús es Señor’, sino por el Espíritu Santo. Cada vez que comenzamos a orar a Jesús, es el Espíritu Santo quien nos atrae hacia Él”.
El “Gran Misterio del Espíritu Santo” es un libro indispensable para sacerdotes, religiosos y laicos que desean comprender mejor la acción de Dios en sus almas y crecer en la vida de gracia hasta alcanzar la santidad.
Una lectura que inflama el corazón, fortalece la inteligencia en la fe y dispone el alma a dejarse conducir por el Paráclito Divino.