Subida al Monte Carmelo
San Juan de la Cruz

Descripción
El libro “Subida al Monte Carmelo”, de San Juan de la Cruz, es una obra maestra de la espiritualidad cristiana que nos enseña que para alcanzar la unión con Dios, el alma debe desprenderse de todo lo que no es Él. Cada apego, por pequeño que parezca —una distracción, un deseo vano o una costumbre— impide que el alma “vuele libremente” hacia Dios, tal como un pájaro no puede volar si está atado, aunque sea por un hilo.
San Juan de la Cruz nos invita a elegir siempre lo que más nos conduce a la santidad: lo más humilde sobre lo más alto, lo más arduo sobre lo más fácil, y lo que da gloria a Dios sobre lo que agrada a nosotros mismos. Este camino de purificación puede parecer duro, pero es el camino seguro hacia la libertad espiritual, porque solo un alma desprendida y purificada puede recibir plenamente la luz divina.
En la práctica, esto implica renunciar al pecado venial, mortificar los apegos inútiles, controlar la curiosidad y abrazar con amor la cruz diaria. San Juan de la Cruz, a través de la imagen de la “Subida al Monte Carmelo”, describe tres caminos posibles del alma:
- El camino del espíritu imperfecto (el católico tibio, alejado de la Tradición).
- El camino del espíritu errado (quien se aparta de la fe, como los protestantes).
- La senda estrecha de la perfección (el católico fervoroso que sigue la Misa Tridentina y vive según la Tradición), única vía que conduce a la cima del Monte, donde habita Dios.
El libro enseña que la verdadera perfección no se logra acumulando bienes terrenales ni espirituales, sino mediante el desprendimiento total, el “nada, nada, nada”, porque solo Dios basta. Cada día el alma debe examinar si su corazón se inclina hacia las criaturas o hacia el Creador, eligiendo siempre el camino estrecho, aunque sea difícil, confiando en que solo en Dios encontrará plenitud y verdadera felicidad.
“Subida al Monte Carmelo” es lectura indispensable para todo cristiano que desea caminar hacia la santidad, aprender a desapegarse de todo lo creado y vivir una vida de fe, esperanza y caridad, siguiendo la senda de la unión íntima con Dios.