
“Deseo que amen a Dios todos los hombres; este deseo me hace pedir continuamente por los pecadores.” Beato Bernardo de Hoyos.
“El culto del Corazón, o su esencia, consiste en corresponder al infinito amor con que nos ama, y en reparar sus ofensas con cuantos obsequios puede inventar la piedad cristiana.” Tesoro Escondido escrito por el Padre Juan de Loyola por mandato del Beato Bernardo Francisco de Hoyos.
Este valioso documental rescata la figura providencial del Beato Bernardo Francisco de Hoyos S.J., el joven jesuita (1711-1735) elegido por Nuestro Señor Jesucristo para ser apóstol de Su Sagrado Corazón en la vasta geografía de la Corona Española y toda Iberoamérica.
La narración se sitúa en un tiempo de grave peligro donde el Jansenismo y el Galicanismo ya asestaban golpes a la fe y abrían paso a la frialdad moderna. Dios, en Su infinita Misericordia, respondió a estos errores con el Fuego Divino.
- La Promesa de la Soberanía: la promesa directa de Cristo al Beato Hoyos: “Reinaré en España y con más veneración que en otras partes”. Esta promesa es la garantía del triunfo de Cristo Rey en las naciones y el fundamento de la Consagración.
- La Misión del Apóstol: Bernardo de Hoyos, a pesar de su corta vida y las oposiciones (incluida la desolación mística), se consumió en la difusión del culto. Fue el medio elegido para “extender el culto de su corazón sacrosanto para comunicar a muchos sus dones”, llevando a España a un nivel de fervor equiparable al de otras naciones europeas.
- El Tesoro Escondido: El documental destaca cómo el Padre Hoyos se sirvió de su propia obra escrita por el Padre Juan de Loyola, el libro “El Tesoro Escondido“, para encender el amor divino, demostrando la urgencia de la Reparación por las ingratitudes contra Jesús Sacramentado.
La vida de Hoyos es un ejemplo de cómo una persona, totalmente entregada a la voluntad de Dios, puede movilizar a toda una nación en apenas dos años y medio. Este documental es indispensable para comprender el verdadero alcance de la devoción al Sagrado Corazón como el Único Camino para la Restauración Social de la Cristiandad.


