
Historia
San Juan de Ávila nació el 6 de enero de 1500 en Almodóvar del Campo, Ciudad Real, España. Tras estudiar leyes en Salamanca y teología en Alcalá de Henares, fue ordenado sacerdote en 1526. Al morir sus padres, vendió su herencia y la repartió entre los pobres, dedicándose por completo a la evangelización.
Aunque deseaba ser misionero en América, el arzobispo de Sevilla lo convenció de predicar en Andalucía. Su predicación fervorosa y su vida austera atrajeron a multitudes, pero también le valieron la envidia de algunos, que lo acusaron ante la Inquisición. Fue encarcelado entre 1532 y 1533, tiempo que aprovechó para escribir parte de su obra espiritual.
Tras su liberación, continuó predicando y fundó colegios y universidades, como la Universidad de Baeza, para la formación del clero. Su influencia fue tal que inspiró a santos como San Juan de Dios y Santa Teresa de Jesús.
En sus últimos años, aquejado por enfermedades, se retiró a Montilla, Córdoba, donde continuó escribiendo y dirigiendo espiritualmente a muchos. Murió el 10 de mayo de 1569, pronunciando los nombres de Jesús y María.
Fue beatificado en 1894 por el Papa León XIII, canonizado en 1970 por el Papa Pablo VI y declarado Doctor de la Iglesia en 2012 por el Papa Benedicto XVI.
Lecciones
1.La santidad se forja:
San Juan de Ávila nos enseña que la santidad se alcanza renunciando a los bienes materiales y abrazando una vida de oración y servicio.
2. La formación del clero:
Su dedicación a la formación de sacerdotes y la fundación de instituciones educativas subraya la importancia de preparar adecuadamente a quienes guían al pueblo de Dios.
3. La humildad en la persecución:
A pesar de las acusaciones y sufrimientos, mantuvo una actitud humilde y confiada en Dios, convirtiendo las adversidades en oportunidades para crecer en santidad.
4. La dirección espiritual:
Su labor como director espiritual demuestra cómo el acompañamiento y consejo guian a otros hacia una vida más plena en Cristo.