
Historia
Santa Rafaela María del Sagrado Corazón nació el 1 de marzo de 1850 en Pedro Abad, Córdoba, España. Era la décima de trece hermanos en una familia acomodada. Su padre, Ildefonso Porras Gaitán, fue alcalde del pueblo y murió en 1854 durante una epidemia de cólera, al contagiarse mientras atendía a los enfermos.
A los 15 años, Rafaela hizo voto de castidad perpetua, intensificando su vida de oración y caridad. La muerte de su madre en 1869 la llevó, junto a su hermana Dolores, a discernir su vocación religiosa en el convento de las Clarisas de Córdoba.
En 1875, Rafaela y Dolores ingresaron en la Sociedad de María Reparadora, tomando Rafaela el nombre de Rafaela María del Sagrado Corazón. Sin embargo, debido a diferencias con la congregación, en 1877 fundaron el Instituto de Adoradoras del Santísimo Sacramento e Hijas de María Inmaculada, que más tarde se convertiría en la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.
La congregación recibió la aprobación diocesana en 1877 y la aprobación pontificia en 1887 por el Papa León XIII. Bajo la dirección de Rafaela, la congregación se expandió rápidamente, estableciendo casas en diversas ciudades de España y en Roma,
En 1893, debido a tensiones internas, Rafaela renunció a su cargo de superiora general y se retiró a Roma, donde vivió en reclusión durante 30 años. A pesar de las humillaciones y el aislamiento, mantuvo una actitud de humildad y obediencia, dedicándose a la oración y al servicio en silencio.
Santa Rafaela María falleció el 6 de enero de 1925 en Roma. Fue beatificada por el Papa Pío XII en 1952 y canonizada por el Papa Pablo VI en 1977. Su fiesta se celebra el 18 de mayo, fecha de su beatificación.
Lecciones
1. La humildad como camino a la santidad:
Santa Rafaela María es un ejemplo de cómo la humildad y la entrega total a Dios pueden conducir a la santidad, incluso en medio de pruebas y malentendidos.
2. La importancia de la adoración y la educación cristiana:
Su dedicación a la adoración del Santísimo Sacramento y a la educación cristiana resalta la importancia de estos pilares en la vida espiritual y en la formación de la fe.
3. Perseverancia en la fe:
A pesar de las adversidades, Santa Rafaela María perseveró en su vocación, mostrando que la fidelidad a Dios es esencial en el camino hacia la santidad.
“En la humildad y el servicio silencioso, Santa Rafaela María encontró la plenitud de la santidad, recordándonos que la verdadera grandeza se halla en la entrega total a Dios.”