San Antonio María Zaccaria: Médico, sacerdote y reformador de corazones

Historia

San Antonio María Zaccaria nació en Cremona, al norte de Italia, en el año 1502. Su padre murió cuando él era aún muy pequeño. Fue su madre, Antonia Pescaroli, una mujer piadosa, fuerte y decidida, quien se encargó de su formación cristiana. Rechazó volver a casarse para dedicarse por completo a la educación espiritual y moral de su hijo. De ella aprendió Antonio una piedad profunda, una austeridad sincera y una caridad que lo marcaría para toda la vida.

Desde joven se destacó por su compasión hacia los pobres y desvalidos, lo que lo movió a estudiar medicina en la Universidad de Padua. No buscaba prestigio, sino sanar los cuerpos y, sobre todo, las almas. Aprovechaba cada encuentro con los enfermos para hablarles de Dios y guiarlos hacia la salvación.

Su creciente devoción a la Virgen María —a quien consagró su virginidad— y su deseo de mayor entrega lo llevaron a descubrir el llamado sacerdotal. Quería servir no solo los cuerpos, sino las almas de los hijos de Dios. A los 26 años fue ordenado sacerdote, lleno de pasión apostólica y del fuego del Espíritu Santo.

Inspirado por el modelo de San Pablo Apóstol, buscó encarnar el celo del primer gran evangelizador. En 1533, junto a otros dos sacerdotes, fundó en Milán la Congregación de los Clérigos Regulares de San Pablo, conocidos más tarde como los barnabitas, por tener su sede en la parroquia de San Bernabé. Esta comunidad se dedicaba con ardor al apostolado callejero, la asistencia a hospitales y cárceles, y la formación espiritual profunda del pueblo cristiano.

Vivió en tiempos de crisis y de reforma. Su vida no fue fácil: fue acusado falsamente de herejía, pero nunca se probó nada. Su santidad se manifestaba en la austeridad de vida, el sacrificio, la mortificación y el fervor eucarístico.

También fundó una congregación femenina, dedicada a la protección de jóvenes en peligro, que años más tarde San Carlos Borromeo elogió llamándola “la joya más preciosa de su mitra”. Por si fuera poco, fundó además una congregación para matrimonios, orientada a la renovación de la vida familiar, convencido de que “la familia es la raíz de la santidad de la sociedad”.

Su amor a la Eucaristía y la Pasión de Cristo era ardiente. De su celo nacieron prácticas que aún hoy perduran, como:

San Antonio María no descansaba: trabajaba todo el día como médico y sacerdote, y de noche estudiaba las cartas de San Pablo. Su apostolado era tan intenso que en solo 11 años de sacerdocio, transformó la Iglesia de Milán y más allá.

Era llamado por todos: “El Ángel de Cremona” se lo llamaba por su santidad, celo pastoral y caridad con los pobres y también “Padre de la Patria” refleja el impacto moral y social de su labor: no solo reformó la Iglesia, sino también la vida pública y la convivencia cristiana en diversas ciudades del norte de Italia.

Finalmente, entregó su alma a Dios en 1539, a los 37 años, agotado por la caridad. Fue canonizado por el Papa León XIII en 1890.

Lecciones

1. La formación cristiana en la familia es la semilla de la santidad:

Su madre fue su primer ejemplo de virtud. Nunca debemos subestimar el poder de una educación santa en el hogar.

2. La caridad y la compasión abren el corazón al sacerdocio:

Antonio fue primero médico, pero la caridad lo llevó al altar. Quien ama a los pobres y enfermos, ama a Cristo y camina hacia Él.

3. La santidad no necesita mucho tiempo, sino mucho amor:

En apenas 11 años de sacerdocio, reformó, fundó y salvó almas. No importa cuánto tiempo tengamos, sino cómo lo vivimos para la gloria de Dios.

4. El amor a la Eucaristía y la Pasión de Cristo transforma la vida:

Él fue un pionero en el fomento de la adoración eucarística. Donde hay adoración, hay renovación. Donde hay Cruz, hay redención.

5. La reforma comienza por los sacerdotes y las familias:

Comprendió que la salud espiritual de la Iglesia dependía de dos pilares: pastores santos y familias unidas en Cristo. Por eso, trabajó por ambos.

“San Antonio María Zaccaria enséñanos que la santidad se mide según el ardor con que se ama a Cristo y se sirve a los más pequeños.”

Fuentes: CalendariodeSantos, Vida Santas, Santopedia, Wikipedia, ACI Prensa, EWTN, Diocesisdecordoba

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