
Historia
Santa Rictrudis nació alrededor del año 614 en la región de Gascuña o el Périgord, en la actual Francia. Pertenecía a una familia noble de origen vasco, posiblemente emparentada con los francos. Su vida dio un giro significativo cuando contrajo matrimonio con Adalbaldo, un noble franco del norte de Francia. Este matrimonio fue inicialmente rechazado por la familia de Rictrudis debido a las tensiones políticas y culturales entre los francos y los vascones.
A pesar de las dificultades, Rictrudis y Adalbaldo vivieron en Ostrevant (Flandes) y tuvieron cuatro hijos: Mauronto, Closinda, Eusebia y Adalsenda, todos ellos venerados como santos.
La tragedia golpeó a Rictrudis cuando su esposo fue asesinado durante un viaje a Gascuña, probablemente por familiares de ella que aún se oponían a la unión. Tras la muerte de Adalbaldo, el rey Clodoveo II intentó que Rictrudis contrajera un segundo matrimonio. Sin embargo, ella decidió consagrarse completamente a Dios y, bajo la guía de San Amando, ingresó al monasterio de Marchiennes, que ella misma había fundado junto a su esposo. Allí tomó el velo y se convirtió en abadesa alrededor del año 648. Sus hijas Closinda y Adalsenda también ingresaron al monasterio, y su hijo Mauronto, que estaba comprometido, decidió hacerse monje.
Como abadesa, Rictrudis lideró con sabiduría y dedicación, convirtiendo el monasterio en un centro de espiritualidad y caridad. Su vida fue testimonio de fe, fortaleza y entrega total a Dios. Falleció en el año 688 y fue enterrada en el monasterio de Marchiennes. Su epitafio decía: “Virtutis ager, pietatis imago” (“Campo de la virtud, imagen de la piedad”).
Lecciones
1.La santidad en la vida familiar:
Rictrudis nos enseña que la santidad comienza en el hogar. Junto a su esposo, crió a cuatro hijos que siguieron caminos de santidad. Su ejemplo demuestra que la vida matrimonial y familiar es un camino hacia la santidad.
2. Fortaleza en la adversidad:
Tras la pérdida de su esposo y las presiones para volver a casarse, Rictrudis mantuvo su fe y decidió consagrarse a Dios. Su decisión muestra una fortaleza admirable y una confianza plena en la providencia divina.
3. Liderazgo espiritual:
Como abadesa, Rictrudis lideró con humildad y dedicación, guiando a su comunidad hacia una vida de oración y servicio.
4. Entrega total a Dios:
Es un testimonio de entrega total a Dios, dejando atrás las comodidades y seguridades del mundo para abrazar la vida monástica y servir a los demás.