Descripción

La encíclica Divini Illius Magistri de Pío XI es uno de los documentos más luminosos y firmes sobre la educación cristiana jamás escritos por el Magisterio de la Iglesia. En ella, el Papa denuncia con claridad profética los errores del laicismo moderno, que pretende arrebatar a Cristo su lugar legítimo en la formación de las almas, y recuerda que toda verdadera educación pertenece en primer lugar a Dios, que es el Supremo Maestro.

Pío XI enseña que la educación sólo es verdadera si conduce al fin último del hombre: la salvación eterna. Por eso, la escuela que excluye a Dios, que relativiza la verdad, o que pretende formar “buenos ciudadanos” sin formar antes buenos cristianos, no sólo falla en su misión, sino que se vuelve peligrosa para el alma. La Iglesia —dice Pío XI— tiene derecho y deber divino de educar, porque ha recibido de Cristo la misión de conducir a los hombres a la santidad. Por su parte, los padres son los primeros educadores, y el Estado debe respetar este orden querido por Dios.

En un tiempo en que los gobiernos buscaban imponer modelos educativos secularizados, Divini Illius Magistri se alza como un muro doctrinal infranqueable: la educación sin Cristo es falsa, y la verdadera formación sólo puede nacer del Evangelio. El Papa defiende la pureza de la juventud, la autoridad amorosa de los padres, el papel indispensable de la Iglesia, y advierte que toda desviación educativa termina dañando no sólo la sociedad, sino la eternidad de las almas.

Una encíclica de combate, de claridad y de caridad pastoral, donde Pío XI muestra que la educación es terreno de salvación o de perdición, y que la Iglesia no puede abdicar jamás de su misión de formar santos para Dios.