
La Urgencia de la Santidad
Vivimos en tiempos en que son pocos los católicos que se confiesan y los Sacerdotes dedican poco tiempo a la Confesión, además muchos de los que se confiesan no cambian de vida. Vuelven a caer en los mismos pecados mortales, semana tras semana, año tras año. No es que les falte buena voluntad; lo que falta es un plan concreto para cooperar con la Gracia de Dios.
San Alfonso María de Ligorio advertía con claridad en su libro Práctica de amar a Jesucristo): Evitar con diligencia cuanto le desagradare, aun lo más mínimo. La “diligencia” es el medio o la acción constante que acompaña a la intención de no desagradar a Dios “aun lo más mínimo”. No basta con decir “no quiero pecar más”, hay que organizar el Combate Espiritual con la ayuda de Dios.
Nuestro Señor Jesucristo nos advierte: “Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.” (Mateo 24,44). No sabemos el día ni la hora de nuestra muerte. Como católicos estamos llamados a Ser Santos y para esto debemos tomar con seriedad el Combate Espiritual contra el Pecado. No basta con confesarse de vez en cuando, es necesario combatir con estrategia, humildad y perseverancia.
El pecado es una herida al amor de Dios, una ruptura con Aquel que nos creó para vivir en comunión con Él. Como enseña el Catecismo: “El pecado es una falta contra la razón, la verdad y la recta conciencia; […] contra el verdadero amor a Dios y al prójimo” (CIC 1849).
Desde el principio, con Adán y Eva, el Pecado Original dejó en nosotros una inclinación al mal. No hace frágiles, necesitados de redención (cf. CIC 404–405). Por eso, Dios no se quedó indiferente: envió a su Hijo para salvarnos. San Pablo lo dice con esperanza: “ Porque el salario del pecado es la muerte, mientras que el don gratuito de Dios es la Vida eterna, en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Romanos 6,23).
El Pecado Mortal rompe nuestra amistad con Dios, y solo la Confesión restaura esa gracia (cf. CDC can. 960). Pero no estamos solos: Dios siempre nos busca como al hijo pródigo (cf. Lucas 15, 20). Cada confesión sincera es un acto de amor, donde el alma es sanada y el cielo se alegra (cf. Lucas 15, 7).
Santo Tomás de Aquino enseña en la Suma Teológica que el Pecado es “una palabra, acto o deseo contrario a la ley eterna” (S. Th. I-II, q. 71, a. 6). Estamos ante la mayor desgracia que puede sufrir el hombre: perder la amistad con Dios. Perder la amistad con Dios es la consecuencia directa del pecado mortal, ya que este acto (palabra, acto o deseo) es una transgresión de la Ley Eterna (10 Mandamientos) que destruye la caridad en el alma y priva al hombre de la gracia santificante, que es la base de la amistad con Dios.
De aquí nace la necesidad de una herramienta práctica como un Plan de Acción Espiritual para Combatir el Pecado. Es un modo de concretar el Propósito de Enmienda que la confesión exige, iluminado por la Fe y sostenido por la Gracia.
El Propósito de Enmienda: La Firme Resolución de No Pecar
El Propósito de Enmienda es el compromiso solemne e indispensable que hacemos de luchar contra el pecado futuro. Sin esta resolución firme, no hay arrepentimiento verdadero ni absolución válida en la Confesión.
Esta firmeza nace directamente del dolor que sentimos por haber ofendido a Dios, ya sea por amor o por miedo:
Tipo de Dolor (Acto de Arrepentimiento) | Motivo del Arrepentimiento | Enfoque Principal |
Atrición | Miedo a las consecuencias del pecado: pérdida del cielo y merecer los castigos eternos del infierno. | El castigo y el propio perjuicio (un dolor imperfecto). |
Contrición | Amor a Dios: arrepentirse porque sois bondad infinita y os amo sobre todas las cosas, sintiendo dolor por ofender al sumo bien. | El amor a Dios y la ofensa a Su infinita bondad (un dolor perfecto). |
Tipo de Dolor (Acto de Arrepentimiento)
El Santo dice en su (Libro Para Confesarse Bien de San Alfonso María de Ligorio): Recordemos también lo que dice el Concilio de Trento: que el acto de atrición debe ir acompañado no sólo de la esperanza del perdón, sino además de la resolución de no pecar más: “Con la esperanza del perdón excluya la voluntad de pecar”.
He aquí, pues, cómo se hace el acto atrición: “Dios mío, me arrepiento sobre todo otro mal de haberos ofendido, porque con mis pecados he perdido el cielo y me he hecho merecedor de los eternos castigos del infierno”.
Y el acto de contrición: “Dios mío, porque sois bondad infinita, os amo sobre todas las cosas; y porque os amo me pesa y me arrepiento sobre todo mal de cuantas ofensas os hice a Vos, sumo bien. No más pecar, Dios mío; prefiero morir antes que volver a ofenderos”.
Y adviértase, finalmente, que aunque la sola atrición baste, como se ha dicho, para conseguir la gracia en este sacramento, conviene, sin embargo, que todos los que se acercan a la confesión añadan, para mayor seguridad y provecho, el acto de atrición al de contrición.
La atrición es arrepentirse por miedo al castigo, mientras que la contrición es arrepentirse por amor a Dios ofendido. Ambos son necesarios para una confesión válida, aunque la contrición perfecta (por amor) tiene el poder de justificar incluso antes de la confesión (siempre que se acompañe del deseo de confesarse)
El dolor del pecado, sea atrición o contrición, debe ir acompañado de una resolución firme: no volver a pecar. Sin esta decisión, el arrepentimiento sería falso.
Por eso el propósito debe ser realista y concreto:
- Evitar las ocasiones de pecado.
- Cambiar los hábitos que llevan a la caída (que son ocaciones de pecado) por Hábitos Santos (virtudes infusas o adquiridas que el alma cultiva con la gracia).
- Practicar la virtud contraria al vicio (pecado).
En otras palabras: el propósito debe transformarse en un Plan de Acción Espiritual.
Los tres niveles de Plan de Acción espiritual
Para pasar de la teoría a la práctica, presentamos un método pedagógico en tres niveles: básico, intermedio y avanzado. Esta progresión permite a cada alma crecer de acuerdo a su estado, evitando tanto el desaliento como la presunción (Confianza en uno mismo en lugar de en Dios).
Plan de Acción Básico
Este plan es para ayudar al principiante a dar pasos concretos en la lucha contra el pecado, evitando generalidades
Ejemplo práctico de uso:
Tipo de Pecado: Mortal Impureza (Miradas, pensamientos o actos contra la castidad)
Para que un pecado sea mortal deben darse tres condiciones: que sea materia grave, que se conozca su gravedad, y que se cometa con plena libertad (cf. CIC 1857). Ejemplos de ello son el adulterio, la blasfemia o faltar a misa sin causa justa. Aun así, Dios no cierra la puerta. Siempre nos ofrece el perdón por medio del Sacramento de la Reconciliación.
Pecado (Pensamiento, Obra u Omisión): Impureza — mirar imágenes o videos impuros en el celular.
(Pecado cometido por obra y pensamiento. Se ha repetido varias veces durante la semana, especialmente por la noche, cuando estoy solo.)
Acciones (para combatir el pecado):
- Eliminar toda aplicación o contenido que me exponga a tentación. Como enseña Nuestro Señor: “Si tu ojo te es ocasión de pecado, arráncalo” (Mt 5,29). Esto significa cortar con decisión las ocasiones de caída.
- Colocar el celular fuera del dormitorio por la noche. Evita la soledad y el ocio, terreno fértil del pecado.
- Sustituir el mal hábito por un hábito santo: Rezar tres Avemarías antes de dormir pidiendo la pureza de corazón. Leer Biblia (Evangelios), La Vida de Santos o Libros Espirituales.
- Confesarse cuanto antes con un sacerdote fiel al Magisterio.
- Buscar acompañamiento espiritual: hablar con el confesor o Director Espiritual sobre la lucha concreta y seguir sus consejos.
Reparación (Penitencia):
- Cumplir la penitencia asignada por el sacerdote en la confesión.
- Ofrecer un sacrificio voluntario (Ayuno Nivel básico) para reparar las ofensas al Sagrado Corazón de Jesús.
- Rezar diariamente un Rosario.
- Ofrecer un acto de caridad (ayuda concreta a un necesitado).
- Visita al Santísimo Sacramento (por lo menos una vez a la semana 15 minutos) como reparación espiritual.
Plan de Acción Intermedio
Cuando el alma ya se ha ejercitado en lo básico —reconocer sus pecados y poner pequeños remedios— está preparada para dar un paso más: aprender a identificar el proceso del pecado y enfrentarlo antes de que llegue a la caída.
Ejemplo práctico de uso:
Tipo de pecado: Mortal. Impureza (Miradas, pensamientos o actos contra la castidad)
Para que un pecado sea mortal deben darse tres condiciones: que sea materia grave, que se conozca su gravedad, y que se cometa con plena libertad (cf. CIC 1857). Ejemplos de ello son el adulterio, la blasfemia o faltar a misa sin causa justa. Aun así, Dios no cierra la puerta. Siempre nos ofrece el perdón por medio del sacramento de la Reconciliación.
1. Ocasión de pecado:
- Uso del celular o computadora a solas, especialmente en la noche, sin propósito claro.
- Redes sociales o páginas con contenido provocador.
- Vestimenta o frecuentar personas o ambientes que despiertan la sensualidad.
- Conversaciones o amistades que fomentan el doble sentido o la falta de pudor.
- Falta de disciplina en el descanso.
Comentario: El alma debe evitar con decisión todo lo que lleva al borde del precipicio. La pureza se defiende antes del combate, no durante él.
2. Tentación (Pensamientos – Imaginación – Sentidos – Sentimientos):
- Curiosidad o distracción (imágenes, musica, videos impuros) que lleva a mirar con complacencia lo que despierta la concupiscencia.
- Pensamientos o recuerdos impuros alimentados por la Imaginación desordenada que busca placer o consuelo en recuerdos o deseos.
- Buscar “alivio” o placer emocional en el recuerdo de situaciones o personas.
- Sentimientos de soledad o insatisfacción que el demonio usa para justificar la caída (“solo un poco”, “no es tan grave”).
3. Pecado (Pensamiento, Obra, Omisión) y cantidad: (Contra el sexto y noveno mandamiento: “No cometerás adulterio” y “No codiciarás la mujer de tu prójimo”.)
Obra: mirar voluntariamente imágenes o videos impuros en internet.
Pensamiento: consentir con gusto en ideas impuras, consentir pensamientos o deseos impuros.
Omisión: no cortar la tentación en su inicio, no rezar, no huir de la ocasión de pecado, no buscar ayuda espiritual.
Cantidad: 3 veces en la semana.
4. Acciones (Prevenir la Ocasión y Rechazar la Tentación):
a) Prevenir la ocasión:
- Instalar filtros de contenido, eliminar aplicaciones y evitar uso del celular en el dormitorio.
- No navegar sin propósito. Si no hay motivo concreto, apagar el dispositivo.
- Programar momentos de oración y lectura espiritual como Leer Biblia (Evangelios), La Vida de Santos o Libros Espirituales antes de dormir.
- Frecuentar los sacramentos (Confesión cada dos semanas, Misa y Comunión frecuente).
- Evitar conversaciones, ambientes o amistades – personas donde se promueve la impureza.
- Practicar la castidad según el estado de vida.
b) Rechazar la tentación:
- Apenas aparezca una imagen o pensamiento impuro, hacer inmediatamente la Señal de la Cruz y rezar pensando cada palabra: “Padre Nuestro, Ave María y Gloria” hasta que desaparezca esa imagen o pensamiento impuro.
- Cambiar de pensamiento: meditar en la Pasión del Señor o en las Llagas de Cristo, en la Virgen María o en Nuestra Muerte.
- Salir del ambiente peligroso.
- Si la tentación persiste, hacer algo físico (lavarse la cara, caminar, rezar en voz alta de rodillas frente a la imagen de la Virgen María y Jesus Crucificado).
c) Pecado:
- Confesarse cuanto antes con un sacerdote fiel al Magisterio.
- Buscar acompañamiento espiritual: hablar con el confesor o Director Espiritual sobre la lucha concreta y seguir sus consejos.
5. Reparación (Penitencia):
- Cumplir la penitencia asignada por el sacerdote en la confesión.
- Ofrecer un sacrificio voluntario (Ayuno Nivel intermedio) para reparar las ofensas al Sagrado Corazón de Jesús.
- Rezar diariamente un Rosario.
- Ofrecer un acto de caridad (ayuda concreta a un necesitado)
- Dedicar un día 1 hora a la semana a la adoración eucarística.
Plan de Acción Avanzado
El tercer nivel es para almas que ya se ejercitan en la vigilancia y buscan ahora no solo evitar el pecado, sino cultivar la virtud contraria y reparar con generosidad.
El Plan de Acción Avanzado enseña al alma a pasar del simple combate contra el pecado a la vida virtuosa y sobrenatural.
Ya no se trata solo de “no caer”, sino de permanecer en gracia y crecer en santidad. El alma que avanza a este nivel vive lo que enseña San Pablo: “He combatido el buen combate, he concluido mi carrera, he guardado la fe.” (2 Tim 4,7)
Ejemplo práctico de uso:
Tipo de Pecado: Mortal. Impureza (Miradas, pensamientos o actos contra la castidad)
Para que un pecado sea mortal deben darse tres condiciones: que sea materia grave, que se conozca su gravedad, y que se cometa con plena libertad (cf. CIC 1857). Ejemplos de ello son el adulterio, la blasfemia o faltar a misa sin causa justa. Aun así, Dios no cierra la puerta. Siempre nos ofrece el perdón por medio del sacramento de la Reconciliación.
1. Ocasión de Pecado:
- Uso del celular o computadora a solas, especialmente en la noche, sin propósito claro.
- Redes sociales o páginas con contenido provocador.
- Vestimenta o frecuentar personas o ambientes que despiertan la sensualidad.
- Conversaciones o amistades que fomentan el doble sentido o la falta de pudor.
- Falta de disciplina en el descanso.
Comentario: El alma prudente no se acerca al fuego si no quiere quemarse. Evitar las ocasiones próximas no es cobardía, sino verdadera fortaleza cristiana.
2. Tentación (Pensamientos – Imaginación – Sentidos – Sentimientos):
- Curiosidad o distracción (imágenes, musica, videos impuros) que lleva a mirar con complacencia lo que despierta la concupiscencia.
- Pensamientos o recuerdos impuros alimentados por la Imaginación desordenada que busca placer o consuelo en recuerdos o deseos.
- Buscar “alivio” o placer emocional en el recuerdo de situaciones o personas.
- Sentimientos de soledad o insatisfacción que el demonio usa para justificar la caída (“solo un poco”, “no es tan grave”).
Comentario: Las tentaciones contra la pureza no se discuten, se huyen. La victoria está en cortar el pensamiento antes de consentirlo.
3. Pecado (Pensamiento, Obra, Omisión) – Cantidad: (Contra el sexto y noveno mandamiento: “No cometerás adulterio” y “No codiciarás la mujer de tu prójimo”.)
Obra: mirar voluntariamente imágenes o videos impuros.
Pensamiento: consentir con gusto en ideas impuras, consentir pensamientos o deseos impuros.
Omisión: no cortar la tentación en su inicio, no rezar, no huir de la ocasión de pecado, no buscar ayuda espiritual.
Cantidad: 5 veces en la última semana.
4. Acciones (Prevenir la Ocasión – Rechazar la Tentación – Pecado):
a) Prevenir la Ocasión:
- Instalar filtros de contenido, eliminar aplicaciones y evitar uso del celular en el dormitorio.
- No navegar sin propósito. Si no hay motivo concreto, apagar el dispositivo.
- Programar momentos de oración y lectura espiritual como Leer Biblia (Evangelios), La Vida de Santos o Libros Espirituales antes de dormir.
- Frecuentar los sacramentos (Confesión cada dos semanas, Misa y Comunión frecuente).
- Evitar conversaciones, ambientes o amistades – personas donde se promueve la impureza.
- Practicar la castidad según el estado de vida.
b) Rechazar la Tentación:
- Apenas aparezca una imagen o pensamiento impuro, hacer inmediatamente la Señal de la Cruz y rezar pensando cada palabra: “Padre Nuestro, Ave María y Gloria” hasta que desaparezca esa imagen o pensamiento impuro.
- Cambiar de pensamiento: meditar en la Pasión del Señor o en las Llagas de Cristo, en la Virgen María o en Nuestra Muerte.
- Salir del ambiente peligroso.
- Si la tentación persiste, hacer algo físico (lavarse la cara, caminar, rezar en voz alta de rodillas frente a la imagen de la Virgen María y Jesus Crucificado).
c) Pecado:
- Confesarse cuanto antes con un sacerdote fiel al Magisterio.
- Buscar acompañamiento espiritual: hablar con el confesor o Director Espiritual sobre la lucha concreta y seguir sus consejos.
5. Reparación (Penitencia):
- Cumplir la penitencia asignada por el sacerdote en la confesión.
- Ofrecer un sacrificio voluntario (Ayuno Nivel Avanzado) para reparar las ofensas al Sagrado Corazón de Jesús.
- Rezar diariamente un Rosario.
- Dedicar un día 1 hora a la semana a la adoración eucarística.
- Practicar las Obras de Misericordia Corporales y Espirituales.
6. Virtudes a Cultivar:
- Castidad: pureza interior y dominio de los sentidos.
- Templanza: moderación en el uso de los bienes y placeres.
- Humildad: reconocer la propia debilidad y depender de la gracia.
- Prudencia: evitar con previsión lo que lleva al mal.
- Devoción: (Consagración) al Sagrado Corazon de Jesús y Amor constante a la Virgen María, modelo de pureza.
Comentario: La virtud no se improvisa; se cultiva con esfuerzo, oración y sacrificio
7. Acciones (para lograr las Virtudes):
Castidad:
- Rezar diariamente el Santo Rosario.
- Mantener la vista y los pensamientos elevados hacia el Cielo.
Templanza:
- Evitar excesos de comida, descanso o distracción.
- Practicar pequeños ayunos voluntarios por amor a Dios.
Humildad:
- Aceptar correcciones sin justificarse.
- Repetir con frecuencia: “Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.”
Prudencia:
- Planificar cada día para no dejar espacios al ocio.
- Consultar con el confesor o Director Espiritual las decisiones importantes.
Devoción:
- Consagrarse a la Santísima Virgen según San Luis María de Montfort.
- Consagrase al Sagrado Corazón de Jesús.
- Llevar el Santo Rosario consigo y rezarlo con perseverancia diariamente.
Revisión y mejora continua del alma
El Plan no es algo estático. El cristiano debe revisarlo cada semana. Reservar un día fijo para preguntar por ejemplo:
- ¿Qué cumplí?
- ¿Dónde fallé?
- ¿Qué debo reforzar?
La Gracia de Dios
Todo esfuerzo humano sin gracia es inútil. Cristo dijo: “Separados de mí nada podéis hacer” (Jn 15,5).
Santo Tomás insiste: “El hombre no puede evitar el pecado sin el auxilio de la gracia” (S. Th. I-II q.109, a.8).
San Alfonso decía: “El que ora, se salva; el que no ora, se condena”. Y podríamos añadir: “El que lucha con la gracia, vence; el que confía solo en sí mismo, cae”.
San Agustín decía: (De Natura et Gratia – Capítulo IV) “Mas esta gracia de Cristo, sin la cual ni los niños ni los adultos pueden salvarse, no se da por méritos, sino gratis, de donde recibe el nombre de gracia.”