San Lucas: Médico del alma que pintó la ternura de María y escribió la misericordia de Cristo

Historia

San Lucas, Evangelista y compañero inseparable de San Pablo, nació en Antioquía de Siria, una de las ciudades más cultas del Imperio Romano. Era médico de profesión, hombre instruido en las ciencias y las letras griegas, pero sobre todo, un alma que buscaba la verdad. Su formación y su corazón sensible lo prepararon para la misión más alta: ser instrumento del Espíritu Santo para transmitirnos el Evangelio de la misericordia.

Desde joven, Lucas sintió el deseo de conocer la verdad y de servir al prójimo. Su práctica médica no se limitaba al cuerpo: tenía compasión por los enfermos del alma, a quienes escuchaba y consolaba. Esa caridad natural fue el terreno fértil donde Dios sembró la semilla de la fe.

No se sabe con certeza cuándo abrazó el cristianismo, pero la tradición afirma que se convirtió por la predicación de San Pablo o poco después de oír a los discípulos del Señor en Antioquía. Desde entonces, dejó todo para seguir al Apóstol de las Gentes, acompañándolo en sus viajes, peligros, naufragios y persecuciones. San Pablo lo llama en sus cartas “el médico querido” (Col 4,14), testimonio de su ternura y fidelidad.

Como escritor sagrado, San Lucas nos legó dos joyas de la Revelación: el Tercer Evangelio y los Hechos de los Apóstoles. En el primero, nos presenta a Cristo como el Salvador lleno de misericordia, que se inclina hacia los pobres, los enfermos, los pecadores y las mujeres. Es el evangelio del Corazón compasivo de Jesús, donde brilla la figura de la Virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia. Solo él nos narra con tanta ternura la Anunciación, el Magníficat, el nacimiento de Jesús, la visita de los pastores y la infancia del Redentor.

Por eso se dice que su Evangelio es el Evangelio de María. Muchos Padres de la Iglesia afirman que fue la misma Virgen quien le confió los detalles más íntimos de la vida de Jesús, que ella guardaba en su corazón. Así, la pluma de Lucas se convirtió en eco de la voz de la Madre de Dios.

En los Hechos de los Apóstoles, San Lucas nos muestra la acción del Espíritu Santo en la Iglesia naciente, desde Pentecostés hasta la predicación de San Pablo en Roma. Gracias a él conocemos el ardor de los primeros cristianos, su fidelidad en la persecución y su caridad fraterna.

La tradición cuenta que, además de médico y escritor, San Lucas fue pintor, y que pintó los primeros retratos de la Virgen María con el Niño Jesús. Por eso los artistas lo veneran como su patrono. Su amor a la belleza lo llevó a expresar en el arte lo que había contemplado en la fe.

Murió en edad avanzada, probablemente en Grecia, tras una vida de fidelidad, sacrificio y evangelización, derramando su sangre o sufriendo como mártir por Cristo. Su cuerpo fue trasladado más tarde a Constantinopla y luego a Padua, donde aún se le venera. Su fiesta se celebra el 18 de octubre, día en que la Iglesia honra al Evangelista del Amor y la Misericordia.

Según una antigua y venerada tradición de la Iglesia, San Lucas Evangelista fue no solo médico y escritor del Evangelio, sino también pintor, y realizó los primeros retratos de la Santísima Virgen María con el Niño Jesús mientras Ella aún vivía. Al mostrárselos, la Virgen los bendijo y prometió su gracia a quienes los veneraran con fe. Por eso, San Lucas es considerado el patrono de los pintores y de los iconógrafos cristianos, pues su pincel y su pluma revelaron la misma verdad: la belleza del Verbo hecho carne en el seno purísimo de María.

retrato virgen. maria de san lucas

Esa imagen corresponde al ícono de la Salus Populi Romani (“Salvación del Pueblo Romano”), una de las más antiguas y veneradas representaciones de la Santísima Virgen María con el Niño Jesús, que según una piadosa tradición fue pintada por San Lucas Evangelista.

El ícono se encuentra actualmente en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, y es considerado un tesoro espiritual de la Cristiandad. A lo largo de los siglos, los Papas han tenido una profunda devoción a esta imagen: San Pío V oró ante ella antes de la batalla de Lepanto,

Esa imagen corresponde al ícono de la Salus Populi Romani (“Salvación del Pueblo Romano”), una de las más antiguas y veneradas representaciones de la Santísima Virgen María con el Niño Jesús, que según una piadosa tradición fue pintada por San Lucas Evangelista.

El ícono se encuentra actualmente en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, y es considerado un tesoro espiritual de la Cristiandad. A lo largo de los siglos, los Papas han tenido una profunda devoción a esta imagen: San Pío V oró ante ella antes de la batalla de Lepanto.

Lecciones

1. La ciencia y la fe no se oponen, sino que se iluminan. San Lucas nos enseña que el conocimiento humano alcanza su plenitud cuando se pone al servicio de Dios y del alma.

2. La fidelidad en la amistad es camino de santidad. Fue compañero leal de San Pablo, compartiendo su cárcel, su cruz y su esperanza.

3. Evangelizar es sanar el corazón humano. Con su pluma y su vida, Lucas fue un médico de las almas heridas por el pecado.

4. Amar a María es conocer más profundamente a Jesús. Su devoción mariana nos muestra que quien contempla el Corazón de la Madre comprende mejor el amor del Hijo.

“San Lucas nos enseña que la verdadera ciencia está en curar el alma con la medicina del Evangelio y en reflejar, como María, la ternura del Corazón de Cristo.”

Fuentes: FSSPX, VidasSantas, Wikipedia

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