Un llamado del Corazón herido de Jesús
Como sacerdote católico consagrado al Santísimo Sacramento y al Sagrado Corazón de Jesús, no puedo dejar de insistir en este llamado urgente de amor que Jesús nos hizo a través de Santa Margarita María de Alacoque: “¿No habéis podido velar una hora conmigo?” (Mateo 26,40).
La Hora Santa no es una devoción más. Es un acto reparador que toca el corazón de Cristo. Es responder a su soledad en Getsemaní, acompañarlo en su dolor por los pecados del mundo, y ofrecerle consuelo con nuestro amor fiel.
Fundamento eclesial y espiritual
Esta práctica fue revelada directamente por Jesús a Santa Margarita María de Alacoque en el siglo XVII. El Señor pidió que algunas almas, especialmente en la noche del jueves al viernes, velaran con Él para reparar el abandono que sufrió en el Huerto de los Olivos.
La Iglesia ha respaldado esta devoción, especialmente en el marco de la espiritualidad del Sagrado Corazón:
- El Papa Pío XI, en la encíclica Miserentissimus Redemptor (1928), recomendó la Hora Santa como acto de reparación.
¿Qué es la Hora Santa y Como se hace?
La Hora Santa es un tiempo de adoración al Santísimo Sacramento, preferiblemente entre las 11 de la noche y la medianoche del jueves al viernes, en el que se medita la agonía de Jesús en Getsemaní, se le consuela en su soledad y se reparan los pecados del mundo.
La Hora Santa es un pedido directo del Corazón de Jesús, revelado a Santa Margarita María de Alacoque en el siglo XVII. Él deseó que algunas almas repararan su abandono y soledad, especialmente durante su agonía en el Huerto de Getsemaní. Esta práctica está dirigida tanto a sacerdotes como a laicos, como acto de amor, reparación y consuelo. Este es el paso a paso cómo vivirla, siguiendo solamente las palabras de Jesús a Santa Margarita:
Paso 1. ¿Cuándo se debe hacer?
Jesús dijo a Santa Margarita: “Te levantarás entre las once y las doce de la noche del jueves al viernes, y te postrarás durante una hora conmigo.”
Lo ideal es hacer la Hora Santa entre las 11 pm y la medianoche del jueves al viernes, pero si se puede en ese horario puede ser en otro. Jesús mira el amor y la intención más que la hora exacta.
Paso 2. ¿Cómo comenzar?
Jesús le pidió: “Estarás postrada conmigo durante una hora, con el rostro en tierra, para aplacar la cólera de mi Padre, pedirle perdón por los pecadores y compartir conmigo la amargura mortal que sentí cuando me vi abandonado por todos.”
a. Comienza con la Señal de la Cruz.
b. Si estás en una capilla, colócate de rodillas frente al Santísimo. Si estás en casa, crea un ambiente de recogimiento (una cruz, una vela, una imagen del Sagrado Corazón).
c. Haz unos momentos de silencio y ofrece esta Hora para consolar a Jesús, reparar los pecados del mundo y pedir misericordia por los pecadores.
Paso 3. Intención espiritual
Jesús también dijo: “Quiero que hagas esta hora para participar de la tristeza que sentí en el Huerto, cuando me quejé a mis discípulos de que no podían velar una hora conmigo.”
Durante esta Hora Santa, no estás rezando solo/a. Estás compartiendo la agonía de Jesús, su dolor por los pecados, su abandono, su amor ignorado… y estás respondiendo con amor fiel.
Paso 4. ¿Qué hacer durante la Hora?
a) Adorar en silencio: Acompaña a Jesús en su sufrimiento. Estás con Él en Getsemaní. Puedes repetir interiormente: “Jesús, no quiero dejarte solo.”
b) Medita el Evangelio: Lee Mateo 26,36-46: la oración de Jesús en el huerto. Hazlo lentamente. Imagina la escena. Escucha su voz: “¿No has podido velar una hora conmigo?”
c) Habla con Jesús desde el corazón: Dile que estás ahí para amarlo, para reparar, para pedir misericordia. Exprésale tu gratitud, tu fe, tu dolor por los que lo ofenden.
d) Reza actos de reparación: Reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria. Puedes decir: “Señor, perdona a los que no te aman. Recibe mi compañía como consuelo.”
e) Haz una comunión espiritual: Dile a Jesús que deseas recibirlo, aunque sea espiritualmente: “Jesús mío, creo que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya hubieras venido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas que jamás me separe de Ti. Amén.”
Paso 5. ¿Cómo terminar?
Después de esta hora, despídete con amor:
a. Agradece a Jesús por haberte dejado estar con Él.
b. Pídele la gracia de amarlo más y de nunca más dejarlo solo.
c. Termina con una jaculatoria, como: “Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.”
d. Haz la Señal de la Cruz y guarda unos segundos de silencio.
El mundo necesita adoradores. La Iglesia necesita adoradores. Jesús Eucaristía los espera. Que cada sacerdote haga de la adoración el alma de su sacerdocio, y que cada laico convierta la adoración en el fuego de su vocación bautismal.